Los terremotos no matan a la gente, los edificios colapsados sí.



El hombre es el único animal que tropieza varias veces con la misma piedra. Lo que ha ocurrido con el terremoto de Amatrice en Italia, volverá a pasar. Esto es lo que afirman los sismólogos que conocen los problemas sísmicos de Italia. Esta zona es un polvorín geológico al confluir diferentes fuerzas de deformación de la Tierra. Hay una compresión entre Eurasia y África (también afecta a la Península Ibérica) y además en la zona del Adriático, hay una placa pequeñita que también está empujando. 

Estamos ante un seísmo muy similar al terremoto ocurrido en 2009 en L’Aquila. Ambos registraron una magnitud superior a 6. Y los dos ocurrieron a una distancia de unos 55 kilómetros. En menos de 7 años Italia se enfrenta de nuevo a un escenario de devastación y muerte.

Contrasta el grado de destrucción sembrado por ambos terremotos frente a ciudades como Tokio que han soportado eficientemente las sacudidas de terremotos mucho más grandes con 8,9 grados en la escala Richter. Esta situación pone de manifiesto la problemática existente en el sector de la construcción en Italia. En Italia el 18% de los edificios se construyen sin permiso y sin las garantías estructurales adecuadas.

PREVENCION Y CAMBIOS EN LA FORMA DE CONSTRUIR

Para construir edificios resistentes a los terremotos se pueden utilizar diferentes técnicas de forma que la vulnerabilidad sísmica de una construcción quede reducida. Una es separar el edificio de la tierra, de tal manera que las vibraciones causadas por el terremoto no se transmitan al edificio. Dos de estos sistemas son el método LRB (Lead Rubber Bearing) y el método de péndulos de fricción. En él LRB los apoyos utilizados emplean un elastómero de caucho natural o neopreno reforzado con un núcleo de plomo. En el método de péndulos de fricción se apoyan los pilares sobre unas piezas de que se desplazan sobre una superficie curva. Este sistema permite mantener el edificio estable aunque se mueva la base.

Otro enfoque es el de concentrar el daño en partes predefinidas de la estructura: esto permite la disipación de la energía del terremoto y evita un comportamiento impredecible de la estructura, mitigando los efectos de las ondas que llegan a la estructura. Hay muchas formas de hacerlo por ejemplo con disipadores de fricción que disipan la energía mediante las fuerzas de fricción que aparecen con el desplazamiento relativo entre dos placas en contacto. La energía liberada mediante la fricción ya no se propagará por la estructura. Otra forma es mediante disipadores visco-elásticos que disipan la energía por medio de las deformaciones producidas por un pistón sobre una sustancia muy viscosa.

También hay que resaltar que la forma de los edificios influye en la estabilidad, así una estructura en forma de pirámide es más estable que una estructura en forma de prima que no reduce su extensión a medida que gana altura. Adema los diseños regulares son más resistentes a los terremotos que los irregulares puesto que están menos sujetos a efectos torsionales y, por tanto, a tensiones locales y deformaciones. 

Resaltar que los pequeños detalles (la calidad de la construcción) son muy importantes. Los muros deben estar bien conectados unos con otros y con el suelo haciendo que la casa resista al terremoto como un todo (se dice que la estructura exhibe un comportamiento de caja). Además en las construcciones más antiguas se pueden insertar tendones de hierro que vayan por los muros estructurales y el suelo. Así la estructura se comporta como un único elemento compartiendo las deformaciones y tensiones. Esto mejora la capacidad de disipar energía del edificio. 


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